Devoción
Mujeres creyentes y hermanas que con la fuerza del Espíritu, con y como María, queremos encarnar hoy a Jesús, para que todos conozcan el Amor personal que Dios les tiene y puedan vivir como hijos de Dios.
La espiritualidad centrada en Jesús da sentido a la obra de la Madre Esperanza y a las personas que encontramos en ella un punto claro de referencia. Esta espiritualidad es la fuente de nuestra vida y misión.
Comunidad
inherente
Dios
familia
Vocación
innata
Aceptación
personal
Familia
resiliente
Unidad
sagrada
Vivimos en una parroquia o centro pastoral donde participamos con los sacerdotes y consejos pastorales para llevar adelante la formación cristiana, celebraciones, catequesis, pastoral juvenil y vocacional. Apoyamos en las escuelas, centros de salud, comedores y atención a las familias más necesitadas del entorno.
Humildad
Aliviar el sufrimiento
Amor de Dios
Nos proponemos aliviar el sufrimiento de la gente y ayudarles a descubrir con nuestro compromiso misionero el valor de la persona, de la vida y del amor de Dios que cree en ellos y en quien pueden confiar siempre.
Las diferentes actividades surgen de responder a las necesidades de las familias que en cada momento de la historia se van configurando según las condiciones sociales en las que nos movemos.
Damos respuesta a la llamada
Damos respuesta a la llamada
Nos organizamos para dar respuesta a las necesidades más urgentes de la gente, allí donde estamos. Nuestra labor se desarrolla principalmente en la ayuda a las familias (residencias, guarderías, estudiantes, visitas a enfermos), evangelización, catequesis, educación y misiones. CC 4
Nuestra misión
Esperanza Vitales ve en María la mujer creyente que alimenta la fe y acompaña la primera comunidad. Y propone un camino comunitario para vivir esta experiencia de fe.
En la profunda comunicación interpersonal se alimenta la filiación y la misión de revelar al mundo el misterio de la comunión filial con el Padre.
Vocación
Madre Esperanza es un trazo de Dios, que es un modo de decir que con ella ha generado una historia y un lugar en los que son reconocibles la huella evangélica de un mundo diferente, de un mundo más parecido a la entraña creadora del mismo Dios.
Paradójicamente, en unos años muy difíciles para nuestra patria, tras el final de una guerra civil y el comienzo de una posguerra, en medio de tanto odio y revancha, el Señor se vale de una joven, de una mujer sencilla y dócil, para susurrar otra historia, para poner en marcha otra realidad.
Dar comienzo en su pueblo natal de Lanaja, la Congregación religiosa de las Misioneras de Nuestra Señora del Pilar. Con sus 27 años fue la mediación de Dios para contar y cantar una historia diversa, que no hiciera las cuentas con el odio y el resentimiento fratricidas, sino con el amor misericordioso al que Dios nos llama a sus hijos.
M. Esperanza Vitales Otín falleció en Huesca, Casa Madre, el día 24 de mayo de 2005, a los 93 años de edad.
Congregación de misioneras
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